martes, 12 de mayo de 2015

Entrevista a Aitor Brito Mayor


 
1. Durante sus estudios universitarios participó en varias excavaciones arqueológicas en Gran Canaria ¿Dónde excavó? ¿Qué excavación destacaría? 
Gracias a la buena disposición del Dr. Javier Velasco y a la de los compañerxs de la profesión tuve la oportunidad de participar en diversas excavaciones en la isla. La empresa Tibicena S.L. nos abrió las puertas a varios neonatos de 1º de carrera, sin experiencia pero con muchas ganas. Y de su mano fuimos aprendiendo en varios yacimientos entre los que hay que destacar el importante proyecto del Solar Norte de la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria. La primera excavación de un arqueólogo, en lo que poco a poco se va convirtiendo uno, siempre se tiene en un lugar especial en la memoria, y este es el caso. Junto con varios alumnos de la facultad, entre los que están los responsables y buenos amigos de este proyecto de Arqueología Extrema, pasamos meses de trabajo y convivencia entre tierra, cucharillas y cernidores. Más allá de los libros que uno tiene que interiorizar y la teoría que ha de poner en debate, la profesión arqueológica posee un gran componente práctico que por suerte tuvimos la oportunidad de experimentar en esos fructíferos años. 

Ya más adelante se me presentó la oportunidad de trabajar en otros contextos, incluso aportando mi granito de arena en sitios romanos del sur de Inglaterra. Pero si he de destacar un sitio para entonces sería el yacimiento de La Reserva de Las Dunas de Maspalomas, que intervenimos en 2012-2013 con Arquecanaria S.L. y que me permitió ahondar en un campo que venía interesándome y sobre el que desarrollé mi trabajo de fin de carrera: la zooarqueología. 

Una vez terminado esa etapa de formación académica tuve la dura experiencia de enfrentarme a la realidad laboral de un arqueólogo canario. Tras dilatadas búsquedas de trabajo, asesorado por buenos amigos y profesores, se me dio la oportunidad de ejercer por primera vez mi profesión formalmente, y en dos proyectos apasionantes dentro de la empresa ProPac S.L. Uno de ellos fue en las cuevas del Bentayga, donde aparecieron datos relevantes sobre el asentamiento prehispánico y la reutilización del sitio tras la conquista. Por último colaboré junto con un nutrido grupo de trabajo en las Cuevas de la Audiencia, en Temisas, un yacimiento cuyas condiciones de conservación han permitido arrojar luz sobre el trabajo realizado por los canarios en materiales degradables como la madera.

2. Su trabajo de fin de carrera titulado "Los canarios y el mar: aproximación a la explotación de la malacofauna en un contexto insular" ¿Qué finalidad tiene? ¿Podría explicarnos brevemente en qué consiste?
La malacofauna, es decir los moluscos como las lapas, forman y formaron parte de la dieta y la vida cotidiana de los canarios. En el archipiélago en general y en la isla de Gran Canaria en particular se había prestado poca atención al tema,  sin minusvalorar el inspirador aporte de trabajos como el de Eduardo Miguel Mesa Hernández (Los aborígenes y el mar: los concheros de canarias - 2006). Precisamente uno de los objetivos principales del trabajo realizado fue ese, poner en relevancia el estudio de la zooarqueología, y en particular de la arqueomalacofauna, para llegar a una comprensión más holística de cómo los canarios prehispánicos interactuaban con su medio y manejaban los recursos que él brindaba.

Como estudio de caso para ilustrar este planteamiento se utilizó la experiencia adquirida en el yacimiento situado en La Reserva de Las Dunas de Maspalomas al que ya hemos referido. Este enclave se emplaza en una duna fija, donde se hallaron los restos de una hoguera y diversas evidencias de malacofauna dispuestas a su alrededor. La conclusión preliminar, a espera de análisis pormenorizados que ofrezcan más datos del sitio, es que se trataba de una explotación y procesado eventual o estacional de moluscos, destacando los burgados como presa principal. El estudio también aportó datos que reafirman la hipótesis de la formación de Las Dunas de Maspalomas del Dr. Hernández Calvento. De acuerdo a ella, el origen del característico complejo dunar que hoy día está en peligro se dio por una catástrofe natural reciente, apuntando con mayor probabilidad a los efectos del tsunami causado por el famoso terremoto de Lisboa del 1 de noviembre de 1755.

3. Como historiador canario que eres, ¿podrías contarnos tu opinión sobre el estado actual del patrimonio y su gestión?
Antes que nada habría que poner las bases de mi perspectiva. Como se habrán percatado, soy un recién ingresado en la profesión, con una modesta experiencia pero con muchas ganas de seguir contribuyendo y aportando al buen desarrollo del patrimonio arqueológico. Precisamente por ello considero que la opinión de todxs los que de alguna manera dedicamos nuestras vidas a este campo ha de ser considerada, incluyendo la de los jóvenes arqueólogos en la cual me integro. Precisamente a este tipo de opiniones es a las que menos atención se le presta, quizá por la distancia que la veteranía establece o quizá porque muchas veces son las voces más críticas e incómodas para aquellos entes anquilosados en las mullidas cúspides dirigentes.

Con todo, la objeción principal que se le puede hacer a la gestión del patrimonio del archipiélago es que no existe como tal. Es decir, pese a que se ha visto una creciente mejoría, la particularidad de nuestro territorio hace que las gestiones tiendan al insularismo. Esto no tiene por qué ser inherentemente malo, de hecho a poco que uno analice la arqueología prehispánica de las distintas islas se da cuenta de las particularidades culturales que se dieron en cada una de ellas y, por lo tanto, la necesidad de estrategias de actuación meditadas para cada caso. Pero lo que a todas todas sí es una traba para la investigación y para la divulgación del conocimiento es que el diálogo entre los agentes gestores no sea fluido. Evidencias de este hecho hay muchas, entre ellas hay que destacar la diferencia en el desarrollo de trabajos arqueológicos entre islas, destacando Gran Canaria como la más estudiada y en la que existen más centros de interpretación y museos de sitio.

Pero sin duda, el mayor problema que se puede observar es la falta de comunicación entre el arqueólogo y la población para la que supuestamente trabajamos. No podemos olvidar que en la mayoría de los casos trabajamos con el financiamiento otorgado por entes públicos. Además, a grandes rasgos tenemos como objeto de estudio al ser humano del pasado, una cultura que habitó la tierra que hoy pisamos y que es fuente de valores que de una u otra manera a día de hoy forman parte del cenagoso campo de la identidad canaria. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad social no sólo de hacer bien nuestro trabajo sino de comunicar lo que hacemos y cómo lo hacemos. Experiencias en ese sentido se han dado en la línea de la arqueología popular, también denominada comunitaria e incluso social, de dilatada aplicación en diversas partes de mundo. En definitiva, la arqueología canaria suscita numerosos intereses entre gran parte de la población, intereses que muchos casos han sido malinterpretados por algunas personas en pro de beneficios personales. Es por ello que resulta aun más necesario hacer partícipes a la población del quehacer en nuestra ciencia, conocedores de nuestras problemáticas e inquietudes, así como agentes que contribuyan a definir los rumbos que debemos de tomar.


 
4. Ahora te encuentras en México ¿Qué estudias allí? ¿Podrías hablarnos un poco del patrimonio que has visitado?
Ahorita estoy en este bello país que me ha abierto sus puertas. Me encuentro estudiando una Maestría en Arqueología por el Colegio de Michoacán en la ciudad de La Piedad (Estado de Michoacán). Concretamente estoy desarrollando para la tesis mi tema de especialidad que ahora toma un tono distinto tras un proceso de maduración teórica: la zooarqueología social. El título tentativo del trabajo es “A dos y a cuatro patas: un estudio sobre la relación entre el perro, el humano y viceversa... Evidencias prehispánicas halladas en el Occidente de México”. En México prehispánico existían distintas subespecies de perros que convivieron con el ser humano, entre ellas el conocido perro sin pelo Xoloitzcuintle que parece haber tenido especial relevancia en la ontología y la cosmovisión prehispánica. Se realizará un análisis zooarqueológico de los restos, detectando evidencias de tratamiento y cuidado del animal así como posibles paleopatologías, provenientes de distintos yacimientos del Occidente de México. A ello hay que sumar la aplicación de análisis arqueométricos para esclarecer la paleodieta, evidencias que han de reflejar en alguna medida la interacción con el ser humano. Con todo ello nos planteamos aportar nuevos datos para contribuir al entendimiento de esta trascendental relación que permea los límites de muchas culturas del continente americano.

En México he visitado parcialmente diversos Estados (hasta el momento Estado de México, Jalisco, Michoacán, Chihuahua, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí y Nayarit) pudiendo visitar algunos de los más destacados yacimientos de la zona (Tehotihuacán, Tenochtitlan, Peralta, Tzintzuntzan, Tinganbato, Los Guachimontones, Paquimé, etc.). De igual forma, a lo largo de la maestría se han desarrollado dilatados debates sobre la cuestión del patrimonio y su manejo a nivel nacional e internacional. Justamente en este momento me encuentro cursando una materia que cuenta con este tema como eje estructural. Con todo ello se puede observar como México desde el siglo XIX ha ido desarrollando una arqueología tutelada por el Estado, con el claro objetivo de amalgamar una identidad nacional en torno al glorioso pasado. Esto ha contribuido al estado actual de la ciencia en el país de forma positiva y negativa, debate que ha suscitado opiniones y posturas para todos los gustos. Sea como fuere, no me encuentro en la disposición de ejercer un juicio de valor argumentado tras solamente 9 meses de estancia en el país. Lo cierto es que el pasado y los vestigios arqueológicos constituyen un atractivo que el México ha sabido explotar como imán turístico. Los límites entre este hecho y la ética científica son un debate abierto dado que, si por un lado este país adora a los indígenas muertos, en innumerables ocasiones hace la vista gorda ante la precaria situación de muchos de los indígenas que aun pisan esta tierra.

5. ¿Qué destacarías de las culturas prehispánicas de México? ¿Cuál de esas culturas destacarías y por qué?
No podría destacar ninguna de ellas dado que en este diverso país a lo largo de muchos siglos han crecido y perecido un gran número de culturas, muchas de las cuales adaptadas perfectamente a las condiciones imperantes en su momento. Precisamente esta podría ser una de las cosas sobre las que reflexionar, la maleabilidad del ser humano para acomodarse a los entornos y las estrategias de subsistencia que desarrolla para ello. Concretamente en el territorio en el que ando inmerso me resulta interesante cómo surgieron sociedades urbanas tan grandes, organizadas y estructuradas sin el recurso de animales de carga. El caballo, la vaca y otras tantas especies fueron introducidas por los europeos a la llegada al territorio americano, no habiendo sobre él más que la fuerza humana, con la excepción de los camélidos en el Perú. Esto obligó a desarrollar un sistema de caminos y de transportadores (tamemes en lengua nahual) muy eficaz. Por otro lado, al no contar con el recurso cárnico más allá de las pequeñas especies domésticas, la caza y la pesca, se fueron implementando sistemas de cultivos sin precedentes en otras partes del mundo. La agricultura en chinampas, así como los canales de riego fueron indispensables para ello. Por último, se ve de igual forma una adaptación a la vida lacustre, erigiéndose culturas enteras en torno al núcleo estructurador de lagos y lagunas, que forja una forma de vida particular.


 
6. Háblanos un poco de tu experiencia en el otro mundo y qué planes tienes para el futuro.
Pues la verdad, como ya he apuntado, México me ha abierto las puertas de par en par. Sus gentes tienen algo que en las Islas hemos ido perdiendo por el dinamismo de la vida actual y las presiones a las que estamos sometidos: la hospitalidad. Es un país bello en todos los sentidos, pero que está en una guerra no oficial que ya dura varias décadas. Este amplio país es la puerta trasera del imperio gringo, un país en permanente trashumancia hacia el norte y por el que pasa gente de todas partes de Sudamérica. Un país gobernado por unos pocos que no saben hacer la O con un canuto, porque no son más que un escaparate que permite a otros hacer lo que quieran. Un país con una corrupción tremenda a todos los niveles, haciendo que Bárcenas se parezca a Pocoyó en comparación. Pero ante todo un país con ganas de ser otra cosa, de cambiar por un México mejor, no menos del que se merecen sus habitantes. Y es con ellos con los que me quedo, con todas esas personas que saludo a diario y aquellas que voy conociendo en los viajes que voy dando siempre que tengo oportunidad. Pese a todo, lxs mexicanxs no pierden su espíritu y su corazón, que saben trasmitirlo a través de sus enraizadas tradiciones y su arte de vivir.

Nunca me ha gustado hacer planes de futuro, pero a corto plazo hay algún esbozo que otro. Por lo pronto voy a seguir trabajando en mi tesis, perfeccionando el proyecto con la ayudad de mi tutor y mis asesores, y realizando los análisis pertinentes para ahondar en la problemática que me he planteado. Más allá de lo académico, me gustaría seguir viajando, que es sin duda para mí la mejor forma de aprender. Hay algunos planes en mente de tirar para el sur, pero al golpito… Eso sí, si algo tengo claro que debe estar entre esos planes es mi regreso a las Islas, donde está mi gente y donde están surgiendo apasionantes proyectos de los que quiero formar parte.
 

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