1. Durante sus estudios universitarios
participó en varias excavaciones arqueológicas en Gran Canaria ¿Dónde excavó?
¿Qué excavación destacaría?
Gracias a la buena disposición del Dr.
Javier Velasco y a la de los compañerxs de la profesión tuve la oportunidad de
participar en diversas excavaciones en la isla. La empresa Tibicena S.L. nos
abrió las puertas a varios neonatos de 1º de carrera, sin experiencia pero con
muchas ganas. Y de su mano fuimos aprendiendo en varios yacimientos entre los
que hay que destacar el importante proyecto del Solar Norte de la Catedral de
Las Palmas de Gran Canaria. La primera excavación de un arqueólogo, en lo que
poco a poco se va convirtiendo uno, siempre se tiene en un lugar especial en la
memoria, y este es el caso. Junto con varios alumnos de la facultad, entre los
que están los responsables y buenos amigos de este proyecto de Arqueología
Extrema, pasamos meses de trabajo y convivencia entre tierra, cucharillas y cernidores.
Más allá de los libros que uno tiene que interiorizar y la teoría que ha de
poner en debate, la profesión arqueológica posee un gran componente práctico
que por suerte tuvimos la oportunidad de experimentar en esos fructíferos años.
Ya más adelante se me presentó la
oportunidad de trabajar en otros contextos, incluso aportando mi granito de
arena en sitios romanos del sur de Inglaterra. Pero si he de destacar un sitio
para entonces sería el yacimiento de La Reserva de Las Dunas de Maspalomas, que
intervenimos en 2012-2013 con Arquecanaria S.L. y que me permitió ahondar en un
campo que venía interesándome y sobre el que desarrollé mi trabajo de fin de
carrera: la zooarqueología.
Una vez terminado esa etapa de formación
académica tuve la dura experiencia de enfrentarme a la realidad laboral de un
arqueólogo canario. Tras dilatadas búsquedas de trabajo, asesorado por buenos
amigos y profesores, se me dio la oportunidad de ejercer por primera vez mi
profesión formalmente, y en dos proyectos apasionantes dentro de la empresa
ProPac S.L. Uno de ellos fue en las cuevas del Bentayga, donde aparecieron
datos relevantes sobre el asentamiento prehispánico y la reutilización del
sitio tras la conquista. Por último colaboré junto con un nutrido grupo de
trabajo en las Cuevas de la Audiencia, en Temisas, un yacimiento cuyas
condiciones de conservación han permitido arrojar luz sobre el trabajo
realizado por los canarios en materiales degradables como la madera.
2. Su trabajo de fin de carrera titulado
"Los canarios y el mar: aproximación a la explotación de la malacofauna en
un contexto insular" ¿Qué finalidad tiene? ¿Podría explicarnos brevemente
en qué consiste?
La malacofauna, es decir los moluscos
como las lapas, forman y formaron parte de la dieta y la vida cotidiana de los
canarios. En el archipiélago en general y en la isla de Gran Canaria en
particular se había prestado poca atención al tema, sin minusvalorar el inspirador aporte de
trabajos como el de Eduardo Miguel Mesa Hernández (Los aborígenes y el mar: los concheros de canarias - 2006).
Precisamente uno de los objetivos principales del trabajo realizado fue ese,
poner en relevancia el estudio de la zooarqueología, y en particular de la
arqueomalacofauna, para llegar a una comprensión más holística de cómo los canarios
prehispánicos interactuaban con su medio y manejaban los recursos que él
brindaba.
Como estudio de caso para ilustrar este
planteamiento se utilizó la experiencia adquirida en el yacimiento situado en
La Reserva de Las Dunas de Maspalomas al que ya hemos referido. Este enclave se
emplaza en una duna fija, donde se hallaron los restos de una hoguera y diversas
evidencias de malacofauna dispuestas a su alrededor. La conclusión preliminar,
a espera de análisis pormenorizados que ofrezcan más datos del sitio, es que se
trataba de una explotación y procesado eventual o estacional de moluscos,
destacando los burgados como presa principal. El estudio también aportó datos
que reafirman la hipótesis de la formación de Las Dunas de Maspalomas del Dr.
Hernández Calvento. De acuerdo a ella, el origen del característico complejo
dunar que hoy día está en peligro se dio por una catástrofe natural reciente,
apuntando con mayor probabilidad a los efectos del tsunami causado por el
famoso terremoto de Lisboa del 1 de noviembre de 1755.
3. Como historiador canario que eres, ¿podrías
contarnos tu opinión sobre el estado actual del patrimonio y su gestión?
Antes que nada habría que poner las
bases de mi perspectiva. Como se habrán percatado, soy un recién ingresado en
la profesión, con una modesta experiencia pero con muchas ganas de seguir
contribuyendo y aportando al buen desarrollo del patrimonio arqueológico.
Precisamente por ello considero que la opinión de todxs los que de alguna
manera dedicamos nuestras vidas a este campo ha de ser considerada, incluyendo
la de los jóvenes arqueólogos en la cual me integro. Precisamente a este tipo
de opiniones es a las que menos atención se le presta, quizá por la distancia que
la veteranía establece o quizá porque muchas veces son las voces más críticas e
incómodas para aquellos entes anquilosados en las mullidas cúspides dirigentes.
Con todo, la objeción principal que se
le puede hacer a la gestión del patrimonio del archipiélago es que no existe
como tal. Es decir, pese a que se ha visto una creciente mejoría, la
particularidad de nuestro territorio hace que las gestiones tiendan al
insularismo. Esto no tiene por qué ser inherentemente malo, de hecho a poco que
uno analice la arqueología prehispánica de las distintas islas se da cuenta de
las particularidades culturales que se dieron en cada una de ellas y, por lo
tanto, la necesidad de estrategias de actuación meditadas para cada caso. Pero
lo que a todas todas sí es una traba para la investigación y para la
divulgación del conocimiento es que el diálogo entre los agentes gestores no
sea fluido. Evidencias de este hecho hay muchas, entre ellas hay que destacar
la diferencia en el desarrollo de trabajos arqueológicos entre islas,
destacando Gran Canaria como la más estudiada y en la que existen más centros
de interpretación y museos de sitio.
Pero sin duda, el mayor problema que se
puede observar es la falta de comunicación entre el arqueólogo y la población
para la que supuestamente trabajamos. No podemos olvidar que en la mayoría de
los casos trabajamos con el financiamiento otorgado por entes públicos. Además,
a grandes rasgos tenemos como objeto de estudio al ser humano del pasado, una
cultura que habitó la tierra que hoy pisamos y que es fuente de valores que de
una u otra manera a día de hoy forman parte del cenagoso campo de la identidad
canaria. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad social no sólo de hacer bien
nuestro trabajo sino de comunicar lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Experiencias en ese sentido se han dado en la línea de la arqueología popular,
también denominada comunitaria e incluso social, de dilatada aplicación en
diversas partes de mundo. En definitiva, la arqueología canaria suscita numerosos
intereses entre gran parte de la población, intereses que muchos casos han sido
malinterpretados por algunas personas en pro de beneficios personales. Es por
ello que resulta aun más necesario hacer partícipes a la población del quehacer
en nuestra ciencia, conocedores de nuestras problemáticas e inquietudes, así
como agentes que contribuyan a definir los rumbos que debemos de tomar.
4. Ahora te encuentras en México ¿Qué
estudias allí? ¿Podrías hablarnos un poco del patrimonio que has visitado?
Ahorita estoy en este bello país que me
ha abierto sus puertas. Me encuentro estudiando una Maestría en Arqueología por
el Colegio de Michoacán en la ciudad de La Piedad (Estado de Michoacán).
Concretamente estoy desarrollando para la tesis mi tema de especialidad que
ahora toma un tono distinto tras un proceso de maduración teórica: la
zooarqueología social. El título tentativo del trabajo es “A dos y a cuatro patas:
un estudio sobre la relación entre el perro, el humano y viceversa...
Evidencias prehispánicas halladas en el Occidente de México”. En México
prehispánico existían distintas subespecies de perros que convivieron con el
ser humano, entre ellas el conocido perro sin pelo Xoloitzcuintle que parece
haber tenido especial relevancia en la ontología y la cosmovisión prehispánica.
Se realizará un análisis zooarqueológico de los restos, detectando evidencias
de tratamiento y cuidado del animal así como posibles paleopatologías,
provenientes de distintos yacimientos del Occidente de México. A ello hay que
sumar la aplicación de análisis arqueométricos para esclarecer la paleodieta,
evidencias que han de reflejar en alguna medida la interacción con el ser
humano. Con todo ello nos planteamos aportar nuevos datos para contribuir al
entendimiento de esta trascendental relación que permea los límites de muchas
culturas del continente americano.
En México he visitado parcialmente
diversos Estados (hasta el momento Estado de México, Jalisco, Michoacán,
Chihuahua, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí y Nayarit) pudiendo visitar
algunos de los más destacados yacimientos de la zona (Tehotihuacán, Tenochtitlan,
Peralta, Tzintzuntzan, Tinganbato, Los Guachimontones, Paquimé, etc.). De igual
forma, a lo largo de la maestría se han desarrollado dilatados debates sobre la
cuestión del patrimonio y su manejo a nivel nacional e internacional.
Justamente en este momento me encuentro cursando una materia que cuenta con
este tema como eje estructural. Con todo ello se puede observar como México
desde el siglo XIX ha ido desarrollando una arqueología tutelada por el Estado,
con el claro objetivo de amalgamar una identidad nacional en torno al glorioso
pasado. Esto ha contribuido al estado actual de la ciencia en el país de forma
positiva y negativa, debate que ha suscitado opiniones y posturas para todos
los gustos. Sea como fuere, no me encuentro en la disposición de ejercer un
juicio de valor argumentado tras solamente 9 meses de estancia en el país. Lo
cierto es que el pasado y los vestigios arqueológicos constituyen un atractivo
que el México ha sabido explotar como imán turístico. Los límites entre este hecho
y la ética científica son un debate abierto dado que, si por un lado este país
adora a los indígenas muertos, en innumerables ocasiones hace la vista gorda
ante la precaria situación de muchos de los indígenas que aun pisan esta
tierra.
5. ¿Qué destacarías de las culturas
prehispánicas de México? ¿Cuál de esas culturas destacarías y por qué?
No podría destacar ninguna de ellas dado
que en este diverso país a lo largo de muchos siglos han crecido y perecido un
gran número de culturas, muchas de las cuales adaptadas perfectamente a las
condiciones imperantes en su momento. Precisamente esta podría ser una de las
cosas sobre las que reflexionar, la maleabilidad del ser humano para acomodarse
a los entornos y las estrategias de subsistencia que desarrolla para ello.
Concretamente en el territorio en el que ando inmerso me resulta interesante
cómo surgieron sociedades urbanas tan grandes, organizadas y estructuradas sin
el recurso de animales de carga. El caballo, la vaca y otras tantas especies
fueron introducidas por los europeos a la llegada al territorio americano, no
habiendo sobre él más que la fuerza humana, con la excepción de los camélidos
en el Perú. Esto obligó a desarrollar un sistema de caminos y de transportadores
(tamemes en lengua nahual) muy
eficaz. Por otro lado, al no contar con el recurso cárnico más allá de las
pequeñas especies domésticas, la caza y la pesca, se fueron implementando
sistemas de cultivos sin precedentes en otras partes del mundo. La agricultura
en chinampas, así como los canales de
riego fueron indispensables para ello. Por último, se ve de igual forma una
adaptación a la vida lacustre, erigiéndose culturas enteras en torno al núcleo
estructurador de lagos y lagunas, que forja una forma de vida particular.
6. Háblanos un poco de tu experiencia en
el otro mundo y qué planes tienes para el futuro.
Pues la verdad, como ya he apuntado,
México me ha abierto las puertas de par en par. Sus gentes tienen algo que en
las Islas hemos ido perdiendo por el dinamismo de la vida actual y las
presiones a las que estamos sometidos: la hospitalidad. Es un país bello en
todos los sentidos, pero que está en una guerra no oficial que ya dura varias
décadas. Este amplio país es la puerta trasera del imperio gringo, un país en
permanente trashumancia hacia el norte y por el que pasa gente de todas partes
de Sudamérica. Un país gobernado por unos pocos que no saben hacer la O con un
canuto, porque no son más que un escaparate que permite a otros hacer lo que
quieran. Un país con una corrupción tremenda a todos los niveles, haciendo que
Bárcenas se parezca a Pocoyó en comparación. Pero ante todo un país con ganas
de ser otra cosa, de cambiar por un México mejor, no menos del que se merecen
sus habitantes. Y es con ellos con los que me quedo, con todas esas personas
que saludo a diario y aquellas que voy conociendo en los viajes que voy dando
siempre que tengo oportunidad. Pese a todo, lxs mexicanxs no pierden su
espíritu y su corazón, que saben trasmitirlo a través de sus enraizadas
tradiciones y su arte de vivir.
Nunca me ha gustado hacer planes de
futuro, pero a corto plazo hay algún esbozo que otro. Por lo pronto voy a
seguir trabajando en mi tesis, perfeccionando el proyecto con la ayudad de mi
tutor y mis asesores, y realizando los análisis pertinentes para ahondar en la
problemática que me he planteado. Más allá de lo académico, me gustaría seguir
viajando, que es sin duda para mí la mejor forma de aprender. Hay algunos
planes en mente de tirar para el sur, pero al golpito… Eso sí, si algo tengo
claro que debe estar entre esos planes es mi regreso a las Islas, donde está mi
gente y donde están surgiendo apasionantes proyectos de los que quiero formar
parte.
Adelante el camino se hace al andar
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